Deseo explorar mi lado erótico. Saber a dónde me lleva. Dejarme llevar por mis instintos, que ellos cojan fuerza y se expresen. Que vuelen libres y yo con ellos.


Petición a mis amig@s: No veas a la persona, si la conoces (no personalices) sólo déjate llevar por el texto, disfruta de él, si te gusta. Nada más. No me vengas con si lo cuento, es porque lo he vivido, que no tengo que dar explicaciones de nada, sea fantasias o realidad y a la única persona que actualmente se las debería de dar, disfruta conmigo de todas estas fantasías y muchas más. No intentes cortarme las alas, cuando lo que quiero es volar libre. Si me cohibo, ya no tiene razón de ser. Gracias.


viernes, 17 de mayo de 2013

NUESTRO ENCUENTRO EN MÉXICO.

 

 

Debo confesarte, que no te lo conté todo. No te especifiqué que antes de montarme en el avión, mi marido ya sabía a lo que íbamos.

Ese viaje no sería únicamente para conocer un país, unas tierras nuevas, unas vacaciones idílicas. Si bien sabíamos perfectamente que avanzaríamos por tierras movedizas, quisimos sumergirnos en ellas, aunque ello supusiera que nos arrastraran hasta el fondo.

Quise experimentar lo que en fantasías viví de forma imaginaria. Sabía a lo que me exponía. Lo que me jugaba, pero me arrastraba de forma inevitable hacía lo desconocido dejándome empujar como una marioneta, sin hilos, porque por una vez, los hilos, los movía yo y los demás se movían a mi compás.

Nos enviasteis miles de vuestras fotografías. Igual que hicimos nosotros. Intercambiamos imágenes, palabras, sentimientos, correos, llamadas, Internet nos lo puso más fácil... locuras movidas por nuestro fuego de una erupción que nos elevaba, explotando una y otra vez dejando que su lava nos recorriera y quemara intensamente en nuestras entrañas.

En nuestras fantasías invitamos a tu preciosa mujer que nos acompañaría en nuestros juegos maritales. Otras veces eras tú el que participaba, nuestro juguete sexual. Los cuatro ya por separado, con nuestras parejas vivimos intensamente una relación fantasiosa, una amistad diferente, especial y muy intensa.

Habíamos gozado tantas veces el amor con vosotros dos, que cuando por primera vez os vimos en persona, nos parecía que habíamos recorrido cada milímetro de vuestra apetecible piel.

Parecías más joven cuando por fin, nos miramos de cerca. Tus ojos, océanos profundos donde bucear, y si no dejabas de mirarme de esa manera, me quedaría sin oxígeno inevitablemente en breves instantes. Así que cerraría mis ojos para que tu magia no me hiciera añicos antes de tiempo y bebería de tus labios como si de un oasis se tratara.

El sonido de unos cristales rotos en aquel antro (como tú lo llamabas) me hizo volver a la realidad. ¿Te acuerdas?

Decidiendo con la mirada seguir con el plan del encontronazo fortuito, aparentemente. Debo confesarte que tantas veces después revivimos aquellos instantes, que el tiempo y la memoria que se vuelve caprichosa, a veces, puede que los haya cambiado un poco.

Observaba mientras hablabas, cuando nos presentabas a tu bella mujer, los ojos de deseo de Mario. Me entraron unos celos que hacían que mi estómago se enfadara y quisiera partirme en dos. Debía de apartarlos de mi mente. Ya habría tiempo después de dejarlos pasar, pero ahora no quería que se apoderaran de mí. Fuera celos, dentro pasión.
 

No he podido olvidarla. Supongo que él tampoco. La suavidad de su largo pelo, su olor, las cosquillas que me hacían en mi vientre cuando con su lengua hizo que dejara de ser virgen para ella, para ellas.

Ya no soy la misma. Ese encuentro lo cambiaba todo. Ahora tiemblo cada vez que pienso que pronto vendréis. Ahora os toca a vosotros. La cuenta atrás ha empezado. Siento su tic tac. O… ¿Acaso es el mío?

Os estamos esperando ansiosos. ¿Vendrás? ¿Vendréis?

©Alas de Anaïs

 

 
 

miércoles, 1 de mayo de 2013

MI CÓMPLICE



Todo esto tiene sentido si tú estás,  aunque ni me leas, no importa, porque me dejas volar,  como una cometa y subiré por encima de las nubes, sin cortapisas, sin cuerda que lo sujete, ondularé como el viento y decidiré regresar, sin secretos.

 Por tu confianza, tu complicidad,  por nuestras fantasías compartidas… por tantas y tantas cosas, que no se expresar.

Porque la complicidad es la salsa que nos hace bailar juntos.
Gracias, amor, por ser mi complemento, por avanzar juntos en este camino que dejé hace años y que me animaste a reanudar.

©Alas de Anaïs